26.6.08

Rincon de la Iglesia .El Pudor en las celebraciones litúrgicas.


26/06/08, Callosa d´en Sarriá

Pbro. Javier García Barrera, CORC, Párroco de San Juan Bautista de Callosa D’ En Sarrià.

Nuestra sociedad actual, se ha dejado seducir por la imagen y se olvida de los conceptos, y es verdad que una imagen dice más que mil palabras, pero todo en su justa medida. No nos podemos despersonalizar, somos seres, no objetos de usar y tirar.

Cada vez vemos más gente joven que se cree muy madura y que se olvida que lo que provoca es que se le utilice y no que se le valore por lo que es en realidad, no dependemos de lo que vestimos, o de cómo somos físicamente, dependemos de nuestro ser personal, independientemente de cómo somos o vestimos o tenemos.

Quiero que evitemos en nuestro ámbito cultual y religioso, provocar escándalo, no es que debamos ir a la Iglesia como lo hacían nuestras abuelas, con velo, manguitos y faldas hasta los tobillos; pero tampoco hacer del templo parroquial una pasarela donde exhibamos nuestro cuerpo y modelito.

Para ello nos puede ayudar la siguiente reflexión sobre el pudor:

El pudor es un mecanismo de protección ante la posibilidad de convertirnos en instrumentos de placer.
Es también, como en el caso de la guarda de la intimidad, una defensa ante el peligro de que alguien me pueda poseer sin que yo lo quiera.
Cada persona es dueña de sí misma y nadie, excepto Dios como Creador, puede tener propiedad sobre ella.
La excepción a esta realidad es el amor; el hombre se deja apropiar libremente por amor; pero a esto se volverá más tarde.
El pudor consiste en ocultar los valores sexuales pero es también una forma de provocar el amor; la necesidad espontánea de cubrir los valores sexuales es un medio para permitir que se descubran los valores de la propia persona; mientras se oculta aquello que puede cosificarme, se intenta remarcar lo que me hace persona. Los valores sexuales no me diferencian, no me hacen único; simplemente “dividen” a la humanidad en hombres y mujeres. Lo que me individualiza son mis capacidades personales, mi inteligencia, mis amores, mi intimidad, mis recuerdos...
La persona está llamada a provocar amor; si este amor se provoca simplemente por el atractivo físico es un sentimiento quebradizo que desaparecerá, como tarde, cuando se disuelva ese atractivo. Cuando una persona cubre su cuerpo en cierto modo está reclamando que se fijen en ella por dentro, es un grito de protesta: “no te fijes sólo en mi cuerpo, en mi físico: no soy sólo una imagen: soy ante todo una persona”. (Cfr. Ana Sánchez de la Nieta, ¿Qué sentido tiene el pudor?).

Somos libres, es el mayor y mejor regalo que nos ha dado Dios, podemos hacer lo que queramos, pero también esa libertad nos lleva a la responsabilidad, ¿no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno profana el templo de Dios, Dios le destruirá. Porque el templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros. (1Cor 3, 16-18).

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