31.3.11

Arte y Cultura. LA ESCUELA EN LA II REPÚBLICA

Por Francisco Sanchis Gadea

Licenciado en Ciencias Matemáticas


La II República Española principió su andadura un 14 de abril de 1931 tras la celebración de unos comicios municipales, con cierto carácter plebiscitario, otorgando la victoria a los partidos republicanos y propiciando la caída de la monarquía. Fue recibida con entusiasmo por la mayoría del pueblo que ansiaba nuevas ilusiones para resolver los problemas que se daban en el conjunto de la sociedad española.

Se formó un Gobierno provisional compuesto por republicanos y socialistas con una administración de izquierda liberal, planteándose una serie de retos para modernizar un país atrasado. Abordar estos temas no fue tarea sencilla, el Gobierno, promulgando decretos, tomó importantes decisiones para acometer reformas de gran calado hasta la celebración de elecciones generales previstas para junio de ese mismo año y posterior elaboración de una Constitución.

De entre todas las reformas que se iniciaron, sin lugar a dudas, la más ambiciosa fue la enseñanza con un amplio proyecto educativo. Marcelino Domingo había sido designado Ministro de Instrucción Pública, acompañándole, como Director de Primera Enseñanza, Rodolfo Llopis, organizador de la reforma, político socialista, profesor y pedagogo. Su objetivo primordial fue la transformación de la sociedad mediante la regeneración de la escuela pública.

Las cifras de analfabetismo eran alarmantes. El Ministerio de Instrucción verificó la existencia de 34.000 escuelas para más de dos millones de niños. En las poblaciones que carecían de escuelas se impartían las clases en locales sin las mínimas condiciones higiénicas y pedagógicas. Se realizó una evaluación de las necesidades y se planificó la construcción, gradual, de 27.000 nuevas escuelas para escolarizar al millón de niños y niñas cuyo absentismo era más que evidente.

Los maestros que servían dichas escuelas no recibían la consideración ni la dignificación social y económica que debían merecer percibiendo exiguos sueldos. Se elaboró un plan específico que incrementó sus renumeraciones, creándose nuevas plazas y organizándose un sistema de reciclaje didáctico. La carrera de Magisterio fue elevada a categoría universitaria y las escuelas Normales adquirieron mayor prestigio.

La escasa enseñanza de calidad estaba impartida por ordenes religiosas, que habían llegado de Francia a finales del siglo XIX, protegidas tras la firma del Concordato de 1851 por el cual se restablecían las relaciones Estado-Iglesia, aceptando, esta, las desamortizaciones realizadas y conservando todos los derechos y prerrogativas para participar en la enseñanza.

La República pretendía una escuela pública, obligatoria, gratuita, mixta y laica cuya capacidad, vocación y actitud primara sobre las posibilidades económicas con unos principios educativos y métodos de enseñanza modernos basados en el desarrollo de ciertos valores como la libertad, igualdad y justicia. El Estado apostó, decididamente, por la cultura y la educación pues si analizamos las construcciones desde 1900 hasta 1931, podemos constatar, la creación, en todo el Estado, de 9.000 escuelas y, tan solo, en el primer año republicano se había edificado 7.000 nuevas escuelas, cumpliéndose todas las previsiones. La República había sido instaurada para educar.

A inicios de 1933, tras dos años de intensa labor, las construcciones primarias que se alzaron superaban las 10.000 a pesar de que a finales de 1932 se produjo una ralentización pues el Gobierno, que había ofrecido prioridad a las razones humanas y sociales, tuvo que elaborar un presupuesto equilibrado con preferencia a otros problemas acuciantes.

El triunfo del centro-derecha en las elecciones celebradas en noviembre de 1933 paralizó todas las reformas iniciadas sin abolirlas. El modelo de educación primaria, tal como se diseñó, fue apartado y las órdenes religiosas volvieron a impartir la enseñanza.

Con el triunfo del Frente Popular, febrero de 1936, el Gobierno presidido por Azaña reanudó el proceso pedagógico y el programa de construcciones pero poco se pudo hacer. Se construyeron más de 16.000 escuelas en todo el quinquenio democrático hasta el estallido de la Guerra Civil. Aquel avanzado sistema educativo, ochenta años después, sigue vigente y es el mismo modelo que se aplica, actualmente, en varios países de Europa.

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