Las catas arqueológicas que se han llevado a cabo en la zona centro de La Vila Joiosa, previas a las obras del gran colector de aguas pluviales, han permitido descubrir una calzada de la época romana que comunicaba la actual plaza de la Generalitat (donde los arqueólogos creen que se encontraba el foro de la ciudad romana de Allon) con su puerto marítimo y sus instalaciones que estaban en la actual plaza de San Pedro, fuera del recinto amurallado.
La Vila Joiosa se asienta sobre un talud rocoso costero de unos 20 m de altura media, roto únicamente por los cauces del río Amadorio y de algunos barrancos. Los trabajos arqueológicos han demostrado que la bajada de la Costera de la Mar, la única cómoda y directa entre la parte alta de la ciudad y su puerto histórico, ya existía hace dos mil años.
El estudio preliminar de los materiales que se han encontrado en el sondeo de la Plaza de la Generalitat, asociados al pavimento de la vía, datan la vía en torno al siglo III d. C., como las capas superiores del Kardo Maximus.
La calzada mide 4.10 metros de anchura, dimensiones necesarias para una vía de doble dirección, ya que los carros de época romana solían tener dos metros de eje. La superficie de la calzada que pisaban los ciudadanos romanos en el s. III se encuentra a 2m de profundidad bajo el asfalto actual, mientras que la ocupación más antigua, en época ibérica, pisaba un suelo que se encuentra 3,20 m por debajo del actual.
A día de hoy restan dos sondeos arqueológicos más para la conclusión de esta fase de los trabajos, que está permitiendo disponer de una magnífica radiografía arqueológica de La Vila Joiosa, necesaria para delimitar con detalle las zonas a excavar y descartar las extensiones de terreno en las que no hay restos, según el Servicio Municipal de Arqueología y Etnografía.
La Vila Joiosa se asienta sobre un talud rocoso costero de unos 20 m de altura media, roto únicamente por los cauces del río Amadorio y de algunos barrancos. Los trabajos arqueológicos han demostrado que la bajada de la Costera de la Mar, la única cómoda y directa entre la parte alta de la ciudad y su puerto histórico, ya existía hace dos mil años.
El estudio preliminar de los materiales que se han encontrado en el sondeo de la Plaza de la Generalitat, asociados al pavimento de la vía, datan la vía en torno al siglo III d. C., como las capas superiores del Kardo Maximus.
La calzada mide 4.10 metros de anchura, dimensiones necesarias para una vía de doble dirección, ya que los carros de época romana solían tener dos metros de eje. La superficie de la calzada que pisaban los ciudadanos romanos en el s. III se encuentra a 2m de profundidad bajo el asfalto actual, mientras que la ocupación más antigua, en época ibérica, pisaba un suelo que se encuentra 3,20 m por debajo del actual.
A día de hoy restan dos sondeos arqueológicos más para la conclusión de esta fase de los trabajos, que está permitiendo disponer de una magnífica radiografía arqueológica de La Vila Joiosa, necesaria para delimitar con detalle las zonas a excavar y descartar las extensiones de terreno en las que no hay restos, según el Servicio Municipal de Arqueología y Etnografía.
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