25.7.12

Artículo de opinión. El “impuesto sobre el valor perdido”

 Por Jose Francisco Guardiola
El Estado, no produce, el Estado recauda vía impuestos y gasta el dinero de los contribuyentes. Esto es así de simple. A más ingresos, más gasto y reparto de más riqueza para todos. Esa es la situación, supongo, que se ha venido en denominar “el estado de bienestar”. Cuando las arcas del Estado se agotan, para financiarse, sube los impuestos. Ahora el Estado necesita recaudar más para hacer frente a los gastos de funcionamiento y seguir atendiendo sus compromisos. Hablamos de gasto público y no de inversión ya que el Estado no invierte para obtener rentabilidad, así el funcionamiento de un Estado lo avala la solvencia de los contribuyentes. No hay otra solvencia.
Por tanto, la garantía que un Estado ofrece es la que tiene en función de la riqueza que es capaz de generar el conjunto de la población o, lo que es lo mismo, del PIB.
Además, como un gran número de empresas se han ido a la quiebra o han tenido que cerrar, quedan menos en activo y lógicamente, cuanta menos actividad, menos recaudación (crisis fiscal). Para compensar esta situación, los que quedan, cada vez tendrán que apechugar más. Y el conjunto de la población también.
A todo esto, la situación es más grave, porque no se trata sólo de seguir atendiendo gastos de funcionamiento puros y duros, sino de hacer frente a una deuda pública apabullante. 
Las medidas económicas de un Estado en crisis han de ir encaminadas, en primer lugar, a la contención del gasto. Hay que reducir el gasto público. En segundo lugar, a administrar bien los recursos. Y en tercer lugar a adoptar medidas que incentiven la producción y el consumo, por paradójico que parezca. El éxito estará en función de cómo se arbitren estas medidas. Y finalmente, olvidarse de los sueños dorados que los tuvimos bastante con Elena Salgado, ex-ministra recadera de Zapatero.
Ha vuelto a subir el IVA como era de esperar. Con esta segunda subida damos un salto del 16 al 21 %, total: 5 puntos. El IVA es un impuesto indirecto y como tal, a diferencia de los impuestos directos que gravan la renta, el IVA lo soporta toda la población porque grava el consumo. Así, el IVA es un impuesto indiscriminado, que afecta a todos por igual, es una apisonadora y además es un impuesto fácil en su aplicación e inmediato en sus efectos.
Así están las cosas. El IVA, o Impuesto sobre el Valor Añadido, o perdido, según se mire, tiene que subir aún a pesar de la pérdida de puestos de trabajo, de la pérdida de competitividad, de la pérdida de la confianza de los mercados, de la pérdida de gran número de activos autónomos y PYMEs principalmente….  y además por imperativo de la Unión Europea.
Pero es el camino asumir los deberes que otros simulaban con espontáneos brotes verdes, y ahora toca actuar con voluntad firme y con medidas para reconducir la situación. Y confiar que no se demore demasiado en el tiempo el resultado esperado. Amén. 

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